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“El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas”
– William George Ward
Es comprensible que cualquier persona que se encuentre con la frase anterior se vea tentada a identificar el ser ‘realista’ como la mejor opción entre las tres que propone su autor. Sin embargo, si prestamos más atención, salta a la vista que cada una de las alternativas representa un ismo que indica una actitud extrema.…
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- Pesimista: actitud excesivamente negativa. Se aleja de la realidad.
- Optimista: actitud en extremo positiva. Se aleja de la realidad.
- Realista: otro extremo, que quien lo padece corre el riesgo de tener una actitud únicamente reactiva. ”Ajustar las velas” puede consumir su presente y comprometer su futuro. El timón y la experiencia también importan.
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Es así que me pregunto, ¿por que no tomar lo mejor de cada uno?
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- Del pesimista, aprovechar su información sobre el pasado, su cautela y su constante atención en detectar problemas, debilidades y amenazas.
- El optimista, nos aporta motivación, valentía, visión de futuro y esperanza. En definitiva un estado mental diferente, que nos permite detectar oportunidades y aprovechar nuestras fortalezas.
- El realista es el que nos mueve. Activo en el día a día y reactivo, si es necesario, pero sobre todo proactivo ante el cambio y las oportunidades.
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En conclusión, ante la pregunta ¿Pesimismo, Optimismo o Realismo? Equilibrio. Me quedo con lo bueno de los tres. ¿Y tú?
¿Valdría esta reflexión para el mundo empresarial y de las organizaciones en general?